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Cromet 16 . Millás reivindica una novela bastarda, ambidextra y mestiza. Dimarts 17 d'abril/ secció cultura
cromets 1:24 p. m.Com que els enllaços que agafo del País no duren gaire, aquesta vegada copiaré la part de l'aritcle que m'interessa. Que no passi com altres vegades, que, creient que l'enllaç funciona després ens trobem amb el fiasco que el que surt es la noteta de page no found. El escritor presenta 'Dos mujeres en Praga', premio Primavera Miguel Mora | Madrid Una mujer de 40 años, Luz Acaso, acude a un taller literario para que le escriba su biografía un joven autor, Álvaro Abril. A la salida encuentra a una mujer tuerta, María José, que quiere ser zurda y escribir una novela zurda. Ése es el punto de partida de Dos mujeres en Praga, premio Primavera 2002, que fue presentada ayer por Juan José Millás (Valencia, 1946). El autor, que aparece en su novela como narrador y secundario, da un paso más allá por "los laberintos de pasillos fantásticos y reales". Millás presentó la novela, de la que Espasa ha tirado ya 75.000 ejemplares, en el Círculo de Bellas Artes. Por la mañana ante la prensa, y por la tarde, con Javier Cercas, Empar Moliner y Mónica Molina, que cantó un par de canciones, ante el público. Lo de Cercas no era casual, explicó Millás, porque Soldados de Salamina y Dos mujeres en Praga tienen cosas en común. Principalmente, la mezcla de la realidad, la ficción y la biografía (y, al tiempo, la duda de si esta última es ficticia o real, "porque, si quitas lo accidental de una vida, queda una estructura de relato"), y la reflexión (en ambos casos no demasiado subyacente a la acción) en torno a las encrucijadas actuales de la novela. Millás confesó su obsesión por la paternidad de los textos. "Hay novelas estupendas con padres idiotas. Dudo mucho de que novelas mías de hace 10 años sean mías. Cobro los derechos con inquietud. Si el mundo fuera como Dios manda, los escritores seríamos funcionarios y no firmaríamos las novelas". Pero habló también del mestizaje entre periodismo y literatura, de la habitual convivencia de un relato dentro de otro relato, del escritor ante la diatriba sinceridad-oficio, de la búsqueda del necesario equilibrio entre escribir "lo que mandan las palabras y lo que uno quiere decir". Para complicar un poco más las cosas, Millás contó que lo más genial que ha leído sobre el sentido de narrar es la aplicación de la tesis freudiana que sostiene que, según una fantasía universal, hay dos formas de ver el mundo (y, por tanto, dos tipos de personas, y de escritores, y de periodistas): los legítimos, que se creen hijos de sus padres, y los bastardos, que se plantean si son o no hijos de sus padres. Millás prefiere con mucho a los bastardos, según fue explicando con su habitual mezcla de perplejidades y agudezas. "En principio todos somos adoptados, porque si tus padres biológicos no te adoptan, estás perdido. Pero sólo los bastardos hacen lo que debe hacer un escritor. Plantearse la realidad, preguntarse quiénes somos y nuestro origen, pensar ¿seré yo hijo de estos señores?, buscar un sentido a la literatura y a la vida". Yendo un poco más allá, su elección es el escritor bastardo y zurdo, como la María José de la novela. Pero la práctica impone el autor ambidextro: "El lado diestro condena a escribir tópicos. La realidad está construida por diestros y para diestros. Los zurdos deben hacer recorridos agotadores para vivir. Al ponernos a escribir, llegamos a un acuerdo entre el mundo conocido (el diestro) y el desconocido (el zurdo). A mí me gusta trabajar en la frontera, llegar a un acuerdo, tener un pie en lo conocido y otro en lo que no conozco, como en los relatos del descubrimiento de América. La ambición era escribir una novela zurda, pero eso te puede volver loco". Quizá por eso Dos mujeres en Praga transcurre, como siempre, en el barrio madrileño de Prosperidad. Los suburbios Se cruzan diferentes laberintos en esta novela narrada por un periodista que es Millás, que a la vez es un personaje de una novela que a la vez es representación fantástica de la realidad. 'Ese periodista, desapasionado al principio, no puede quedarse fuera de la historia. Construye la realidad en el momento de contarla. Los periódicos son artefactos literarios. Una de sus secciones favoritas son los anuncios por palabras, 'los suburbios del periódico'. 'Con anuncios como 'Vendo bombona de butano vacía' me enganché al Segunda Mano. Es un periódico normal, sólo que en vez de titular 'Ha muerto el Papa' titula 'Vendo piso en Moratalaz'. |
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