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Dimecres, 25 de setembre
cromets 7:41 a. m.JUAN JOSÉ MILLÁS (El Pais, 20-9-02) ¿Saben ustedes cómo se descongela un óvulo? Al baño María. Se coloca dentro de un recipiente, que a su vez se introduce en un cazo con agua, y todo ello se pone a fuego lento. Una vez blandito, se envuelve el óvulo en un paño húmedo para que se hidrate y adquiera la esponjosidad de un bizcocho, y se adereza con una pizca de espermatozoide, a modo de levadura. Luego se introduce la masa resultante en el horno o útero a la temperatura del cuerpo humano (unos 37 grados) y en nueve meses aparece un bebé. Así es como lo han hecho en una clínica de Barcelona sobre la que pesa una amenaza de 600.000 euros de multa. Y eso que la receta ha funcionado. ¿Qué habría sucedido si la masa no llega a subir? Pero ha subido y dicen que el pastel es precioso: una niña de tres kilos de peso y de nombre María (quizá en homenaje a la técnica de descongelación empleada). A mucha gente le parece mal alumbrar de este modo. A mí me parecía poco natural también hasta que leí con detenimiento todo el proceso, que me pareció conmovedor. De pequeño tenían que ponerme en los oídos unas gotas que mi madre calentaba al baño María para que no me hicieran daño. Asocio desde entonces ese método de la cocina tradicional a una forma de amor. Se puede descongelar con odio una merluza en el microondas, pero ningún alfarero introduciría con odio en el horno una pieza calentada previamente al sol para que no sufra. Esa niña, en fin, es producto del amor antes que de las técnicas de reproducción asistida. No cabe imaginar mayor mimo que el que se ha puesto en su concepción. Los obispos se han apresurado a condenar la receta, pese a lo sabroso del pastel, para alentar a continuación la violencia doméstica asegurando a los maltratadores que las palizas dadas dentro del santo matrimonio jamás serán causa de nulidad. Los obispos, desde la Inquisición a Franco, pasando por su adhesión a psicópatas tipo Videla o Pinochet, siempre han sido partidarios de las palizas. No saben, pese a la devoción mariana de la que presumen, relacionarse con la gente al baño María. Ahora se negarán, lógicamente, a bautizar a la recién nacida, por lo que le damos la enhorabuena a ella y a sus padres. Dijous, 19 de setembre
cromets 2:30 p. m.Això ve a tomb de l'article d'Empar Moliner que apareix al suplement Quadern del diari El Pais ( 19-9-02) sobre la sèrie d'entrevistes impossibles amb escriptors del passat que ha encetat Baltasar Porcel entrevistant Mossèn Cinto Verdaguer a TV-3. Si nosaltres només fem d'intermediaris anònims perquè ens arribin els mails que mai no es van enviar, n'hi ha d'altres que per ser els protagonistes de l'entrevista són capaços de treure de la tomba a qualsevol entrevistat. cromets S.A Article d'Empar Moliner que apareix al suplement Quadern del diari El Pais ( 19-9-02) "...el no menys mediàtic i mamífer Porcel va estrenar dijous a TV-3 un programa de caire esotèric on entrevistava Mossèn Cinto Verdaguer, interpretat per Lluís Homar. Es diu L'entrevista impossible i, si la cosa funciona, entrevistarà molts altres artistes del més enllà. Això d'inventar-se un diàleg entre dues celebritats que no s'han arribat a conèixer s'ha fet molt als programes de ràdio creatius. ¡Quants guionistes no s'han trobat que un dia els ve el locutor i exclama: "he tingut una idea boníssima. ¿Què es dirien Beethoven i John Lennon?" El guonista busca la documentació i escriu un diàleg entre Beethoven i John Lennon que sol començar així "¿Oh sigui que tu ets Beethoven? M'agraden els teus cabells, nano" I Beethoven contesta: "Perdoni jove, però no el sento.És que sordejo una mica". A nosaltres , que en Porcel entrevistés Mossèn Cinto ja ens va agradar, però no va resultar-nos del tot satisfactori. En realitat el que li pugui preguntar el gran Porcel a Mossèn Cinto se'ns en refot. Auqest programa hauria de ser al revés: hauria de ser Mossèn Cinto qui entrevistés en Porcel. Aleshorés sí que ens el miraríem de gust. Si el programa sortís bé, se'n podria fer una sèrie de 13 capítols, on les més grans personalitats de la història de la humanitat farien preguntes al nostre Baltasar. Que interessant seria veure Eisntein, Borges, Thomas Mann o Jesucrist preguntant-li ara pel seu magnífic L'emperador o l'ull del vent, ara interessant-se per l'Institut català de la Mediterrània. Divendres, 6 de setembre
cromets 7:20 a. m.JUAN JOSÉ MILLÁS/ el país 6-9-02 El cuarto de estar se llamaba así porque era la única habitación de la casa que te recibía a deshoras. El dormitorio era para dormir; la cocina, para comer (a veces para calentarse); el cuarto de baño, para evacuar consultas, y el pasillo, para ir de un lado a otro de uno mismo. El cuarto de estar servía, pues, para estar, aunque no para quedarse. Al contrario, era la habitación de la que había que huir si uno quería madurar, crecer, ser alguien. Conozco gente que permaneció en él más tiempo del debido, y se quedó atrapada para siempre. Tenían los sillones de ese cuarto una materia pegajosa (de la que curiosamente están hechas también las pesadillas de la siesta), que te impedía salir a la vida, a la calle, a la realidad, al mundo. Y no es que el cuarto de estar no fuera real, al contrario, es de las cosas más reales que uno ha visto en su vida. Pero se trataba de una realidad excesiva, como la de la pintura flamenca. De ahí que fuera simultáneamente un sitio de acogida y una trampa. Solían quedarse atrapados en él los hijos de las viudas que, con el tiempo, parecía que se habían casado con su madre. Entrabas en el cuarto de estar de uno de estos raros matrimonios y te daban para merendar un vino dulce con galletas revenidas o húmedas. El hijo -ahora marido- parecía mayor que la madre e iba y venía de la cocina haciendo recados. Lo prudente era permanecer de pie durante la visita, pues toda la habitación estaba recorrida por hilos invisibles que te ataban a las sillas. A veces, para que el hijo se casase con la madre, ni siquiera era necesario que hubiera muerto el padre: conocí más de un caso en los que el padre continuaba vivo y coleando (es un decir, lo de coleando), aunque en forma de vegetal, mientras la madre y el hijo devenían en un matrimonio rancio. Ahora ya no hay cuartos de estar, hay salones, pero los matrimonios entre mamá y el niño continúan vigentes. En el salón, que suele tener dos ambientes, hay más espacio para respirar. En la actualidad, los hijos se van más tarde porque el salón engaña, aunque al final su atmósfera mata tanto como el infiernillo de carbón, que entonces se colocaba debajo de la mesa camilla. Si cuando leas estas líneas aún respiras, sal corriendo, chaval. Y suerte. |
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